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Foto del escritorHugo Cases

¿Nervioso antes de un partido?

Sé que eres una persona que le da muchas vueltas a las cosas y por ello he decidido hacer este artículo… para ayudarte.

 

A todos nos gusta hacer bien las cosas cuando jugamos, ya no sólo porque seamos o no competitivos, sino porque cuando ponemos ese primer pie sobre la moqueta tenemos una responsabilidad que cumplir… la de jugar todo lo bien que sepamos (aunque a veces nos queremos bastante poco).

 

Está claro que cada uno afronta estos momentos de manera diferente. Hay quienes manejan los nervios, no diría que mejor que otros, pero digamos que lo llevan mejor.

 

Creo que estos nervios que tenemos todos cuando vamos a jugar son muy positivos si sabemos manejarlos (y no es fácil). Te permiten estar atento a lo que sucede a tu alrededor, que no quiero decir controlarlos. Soy de la opinión que jugar al pádel sin este pequeño nudo en el estómago no puede ser bueno, así que, tranquilo que si eres de los que los tienen, vamos por buen camino.

 

Desde hace mucho tiempo les he dicho a todos mis alumnos y jugadores que, precisamente para soltarse, es necesario hacer un buen calentamiento. Nos eleva la temperatura del cuerpo, los músculos empiezan a sentirse cómodos con la actividad, aumentan las pulsaciones y comenzamos a sudar, aunque hay quien ya lo hace sólo con pensar que tiene que meterse en la pista.

 

Es complicado saber lo que podemos hacer cuando nos encontramos nerviosos, pero es parte de la competición y no con ello quiero decir que el partido en cuestión tenga que tener un condicionante oficial. Simplemente un partido entre amigos ya es competición.

 

Hay quienes tienen un ritual desde que se van preparando para irse al club a jugar su partido.

 

Comprueban que la pala está dentro del paletero. Que llevan su botella de agua. Las pelotas con las que van a jugar. Un over grip para cambiarlo mientras esperan a que sea la hora. Una gorra. Una muda para poder cambiarse después del partido. Una toalla para secarse el sudor en cada cambio de lado y otra para después poder ducharse. El jabón, el peine, el desodorante, la colonia…

 

Bueno, ya me entendéis. Está claro que mucho de lo que acabamos de leer varía mucho según el tipo de persona que seáis, así que, dejad de pensar que hay muchas cosas de ese protocolo que habéis leído que no las hacéis ni en broma o que conocéis a mucha gente que ni cambia el overgrip, ni lleva bolas, ni botella de agua y mucho menos se va a duchar después de jugar.

 

Lo importante es que cada uno empieza a pensar en el partido en el momento que se prepara para salir de casa o del trabajo y aquí es donde comienza realmente la pesadilla. Ya no queda nada para salga lo que te tenga que salir.

 

Quizá esta falta de seguridad en ti mismo pueda venir porque llevas poco tiempo jugando. Porque quieres hacerlo bien. Porque vienes de estar lesionado y no sabes muy bien si volverás a recaer. Porque quieres hacerlo bien ya sea porque no conoces a las personas con las que vas a jugar o todo lo contrario, que como las conoces quieres que vuelvan a contar contigo para el próximo partido.


Sea lo que sea lo que te pasa por la cabeza, todo va a influir en tu juego, ya lo sabes. Si llevas mucho tiempo; si llevas poco; si das clases; si no las das; si hace muchos días que no juegas un partido; si ya en lo que va de semana te has pasado de la cuenta; si la pala con la que vas a jugar es nueva; si vas de estreno con las zapatillas; si el club donde vas a jugar no te gusta demasiado porque con la luz que hay ves mal; si la pista tiene mucha arena y ya sabes lo que eso supone; si el techo del Indoor está muy bajo; si juegas al aire libre y las pistas están mojadas porque ha llovido o es un partido tempranero y la humedad de la noche ha empapado los cristales y será una odisea jugar hoy; si hace un sol de muerte y la orientación de la pista ya sabes que es un drama (y por cierto, no te olvides la gorra y las gafas de sol); si hace mucho calor y eres de los que suda como un gorrino; si hace un frío de locos y vas equipado como para escalar el Himalaya; que el compañero con el que juegas hoy te toca mucho las pelotas con sus comentarios y caruchas; que los rivales son mejores que tú y vas como un cordero al matadero; que son peores y ya sabes de sobra que contra jugadores peores que tú juegas horrible…

 

Podríamos estar poniendo ejemplos infinitos sobre lo que puede afectarte antes, durante y después de un partido, pero se supone, o esa era mi primera intención, que estas palabras que estoy escribiendo te iban a ayudar.

 

Así que vamos al meollo del asunto…

 

Te voy hacer una serie de preguntas para que te auto respondas y luego valoramos las respuestas:

 

-          ¿Cómo de importante es para ti el partido de hoy?

 

-          ¿Cómo te encuentras?

 

-          ¿Estás descansado?

 

-          ¿Con ganas de jugar?

 

-          ¿El partido de hoy, si no lo jugaras te afectaría mucho?

 

-          ¿Llevas varios días pensando en el partido de hoy o vas a jugar como si nada?

 

Si te das cuenta, todas las preguntas tienen que ver con tu estado de ánimo y nada que ver con tu juego. Igual no lo estás haciendo pero, te has preguntado ¿por qué?

 

A veces, no sabría decirte si muchas o pocas, cómo vayas a jugar no depende de tu nivel de juego, la verdad, es que no importa mucho. Tu pádel sólo te ayudará a conseguir los resultados que seas capaz de canalizar a través de tu mente. Si ésta no está equilibrada, jugarás una mierda. Lo siento, pero es la realidad. Ahora, si eres capaz de poco a poco ir dándote cuenta de las cosas que puedes hacer para tranquilizarte y concentrarte, verás como tu juego, seas un nivel avanzado, profesional o iniciación, será el que tenga que ser en función del nivel de los rivales o del tuyo propio o lo que es lo mismo, no saldrás de la pista queriendo dejar el pádel porque más o menos habrás jugado como sabes que puedes jugar.

 

No esperes que te pueda ayudar más, no soy psicólogo, pero mi experiencia me dice que no te he contado una película del oeste y es probable que algo haya despertado en ti para que la


próxima vez que tengas que jugar, lo veas como una oportunidad de conocerte a ti mismo y que el pádel está para divertirse, competir, conocer gente, tomarte algo después, hacer deporte y socializarte. Sí, ya sé, volvemos a discrepar y en esta ocasión sobre tus motivaciones y quizá seas una persona que te vaya la vida en ello y que sólo te metes en una pista si es para ganar. Respetable y razonable, pero… ¿esto hace que te diviertas? ¿te hace feliz? Al fin y al cabo, no eres profesional y juegas por otros motivos que no son el dinero, pero este es otro tema para artículos futuros.

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